Clúster

“El atractivo nuestro es el paisaje, la gastronomía, la tranquilidad, las actividades en deportes de agua. El tiempo es nuestro potencial! Viene gente de toda España. Quieren estar ‘al fresco’.” sostiene José Picallo, propietario de Casa do Morcego, en Vilarrube (Valdoviño), y miembro de Turismo Slow , una iniciativa en la que colaboran instituciones públicas y establecimientos privados y que abarca un territorio desde Ribadeo hasta la Costa Ártabra. En ella se reúnen un total de 45 alojamientos (22 están en el Xeodestino Rías Altas y 23 en el de A Mariña Lucense) y hay más peticiones de adhesión. Ellos priman la calidad a la cantidad y supervisan con auditorías que se cumplan los requisitos “La rentabilidad económica a corto plazo no sería compatible con la rentabilidad medioambiental. Buscamos un turista interesado en conocer e interactuar con la cultura local, la conservación del medio y el producto local de calidad, de ahí la necesaria coherencia estratégica en nuestro posicionamiento”, recuerda Verónica Rodríguez, una de las coordinadoras de Turismo Slow Norte de Galicia.
Apuesta por la diversificación y el turismo no invasivo
En la misma línea, la agencia Tee Travel, especializada en el Camino, promueve la iniciativa “Camino Clean” con propuestas diversas como senderismo, ecoturismo, enogastronomía, etc. Apuestan por que el recorrido se haga con calma y diversificando tanto los alojamientos como los lugares. “Localidades como Melide o Arzúa ya son emblemáticas por su pulpo. Y no existe solo el Camino Francés. Hay alternativas como el Inglés, o la ruta de los faros por la Costa da Morte. Recomendamos, por ejemplo, el tramo que separa la playa del Rostro de Lires.” apuntan desde la promotora.
Desde 2001 ya han apostado por ellos 13.000 viajeros a los que transmiten su filosofía de turismo: “Hay que viajar de una forma no invasiva. Visitar implica tener en consideración a la gente que vive allí. Lo enriquecedor es eso. Ya no es solo mantener el Camino limpio.”