El 4 % del presupuesto de producción de cada largometraje en España está destinado a viajes y alojamiento.
Galicia es un lugar de película. No solo figuradamente, sino también en la práctica. El sector audiovisual está en auge y esta tierra no quiere permanecer al margen de una dinámica que además de generar una importante actividad económica en el propio sector, puede repercutir en el ámbito del turismo tanto de forma inmediata e directa como indirecta y a medio plazo. Así ocurre con las necesidades de desplazamiento, alojamiento y restauración que requieren los amplios elencos técnicos y artísticos de los equipos de rodaje de una serie o de una película, pero también con el impacto promocional que esos trabajos audiovisuales suponen para los recursos y atractivos de un territorio (patrimoniales, paisajísticos, gastronómicos, etcétera) repercutiendo así en un aumento del número de visitantes.
Los cuatro primeros rodajes impulsados por la Xunta a través de su Hub Audiovisual de la Industria Cultural han generado un impacto total en la economía gallega de forma directa e indirecta de 15 millones de euros, según los cálculos de la Administración autonómica. Y, aunque resulta difícil cuantificarla con precisión, es indudable que una parte de esa cantidad ha acabado en el sector del alojamiento y la restauración.
Según el Informe sobre las Oportunidades de los Contenidos Audiovisuales en España elaborado por la consultora PwC y la asociación de productores PATE, el gasto medio en viajes y hoteles del rodaje de un largometraje supone un 4 % del total de la inversión, lo que según los datos del 2019, representa por cada película 136.400 euros del coste total medio de 3,41 millones de euros. Teniendo en cuenta que durante ese año el número total de producciones, rodajes y estrenos de largometrajes en España ascendió a 265, el impacto sobre el sector de los viajes y el alojamiento podría rondar los 36 millones de euros. Y a esa cifra habría que sumar la generada por otros productos audiovisuales como series, cortometrajes e, incluso, contenidos como programas de entretenimiento o transmisión de eventos deportivos o musicales.
Para tratar de aumentar el porcentaje de esas inversiones que llega a Galicia se han puesto en marcha a nivel local y provincial entidades dirigidas a facilitar el desarrollo de estos proyectos. Es el caso de las oficinas específicas creadas por los ayuntamientos de Santiago de Compostela, Vigo, y Pontevedra, por la Diputación de Lugo, o la recientemente anunciada por la Diputación de Ourense. Además, la Xunta trabaja también en la puesta en marcha de una entidad similar de ámbito autonómico, proyecto que está también en la agenda de trabajo del Clúster Audiovisual Galego, y el ayuntamiento de A Coruña y la Academia Galega do Audiovisual han impulsado una Oficina de Cooperación Audiovisual (ACO).