Problemas de comercialización, conocimiento y mantenimiento de las instalaciones y un posicionamiento poco claro de un sector muy fragmentado son algunas de las debilidades del sector termal en España, un sector que, sin embargo, facturó 225 millones de euros el año pasado a través de las 20.000 plazas ofertadas en los 114 balnearios existentes en nuestro territorio. Este volumen de negocio sitúa al sector termal al mismo nivel que el de las casas de turismo rural, por lo que es evidente que nos encontramos ante un sector estratégico, también en Galicia.
No en vano en el territorio gallego se comercializan 3000 plazas en 21 establecimientos, sin olvidar las 300 captaciones de aguas termales existentes, según los datos de 2013 de la Asociación de Balnearios de Galicia. “El turismo termal abre un nuevo nicho de clientes porque proporciona un nuevo abanico de sistemas, métodos y que va a consolidar el futuro de este mercado en nuestro país”, afirma Mario Crecente, el autor del estudio El Turismo Termal en España. En este informe, que fue presentado en Madrid este mes de mayo, recoge una serie de propuestas para mejorar el conocimiento del patrimonio, atender a la demanda y sus necesidades, hacer un correcto seguimiento del mantenimiento de las instalaciones, así como la mejora del equipamiento y una gestión energética eficiente.
Crecente destaca en su informe que es necesario clasificar y definir la oferta, dotarla de calidad, hacer una gestión de los recursos sostenible y tener unas instalaciones especializadas, además de mejorar la comercialización del producto a través de la creación de webs y app especializadas o a través de clubes de producto o asociaciones especializadas en la comercialización de este tipo de producto ya que estamos ante una oferta muy fragmentada y poco conocida entre los turoperadores internacionales. En este sentido, sería necesario mejorar la formación de guías de turismo, idiomas, ciclos formativos, comercialización al sector médico o la creación de un Ciclo Superior en Diseño Termal.